Empresas públicas, un foco de corrupción y deuda.
El último informe de Transparencia Internacional lo dejaba muy
claro: la corrupción en la contratación desde empresas públicas está “bastante generalizada”, como refleja “claramente” el caso Acuamed.
España tiene 58 puntos sobre 100 en el ranking de corrupción,
una posición preocupante, peor que la mayor parte de vecinos europeos. Hasta la
propia Comisión Europea ha pedido a España que adopte medidas urgentes para
mejorar los procedimientos de la contratación pública.
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Tienen TOTALMENTE descontroladas a las " empresas públicas": al personal que seleccionan no se le exige conocer la normativa administrativa ni la LEY DE CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO: no saben ni dirigir ni controlar las obras públicas: en cada "empresa pública", además, hay que poner un "INTERVENTOR" pagado por la IGAE: las "Comisiones de Auditoria y Control", en manos de incompetentes, no sirven para NADA: caso ACUAMED: ACUAMED, como ha dicho el Tribunal de Cuentas, debe ser CERRADA: ACUAES, también, y hacerse cargo de las inversiones en infraestructuras hidráulicas las CONFEDERACIONES HIDROGRÁFICAS, que para eso se crearon. Fue un grave error del PP (Ministro Rato) la creación de las empresas públicas de aguas, totalmente DESCONTROLADAS. |
Muchos de los escándalos que han surgido en los últimos años
tienen su origen en empresas públicas. Muchas de ellas son un instrumento del
político de turno, que aprovecha que hay menos controles en las empresas
públicas que directamente en la Administración, lo que facilita la corrupción.
Por ejemplo, en el caso de las contrataciones, el personal del Estado tiene que
cumplir unos requisitos que no hacen falta en muchas empresas públicas. Ni las
auditorías internas, ni las externas, ni la fiscalización del Tribunal de
Cuentas consiguieron, en muchos casos, detectar la corrupción de estos entes.
La consecuencia ha sido un gran descontrol de estas empresas que ha sido el
germen de una buena parte de los escándalos de los últimos años.
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Las preguntas que Chaves y Griñán deberán responder ante el Tribunal Supremo. Políticos y Delincuentes |
El caso de los ERE de Andalucía, el caso de corrupción de mayor tamaño por las
cifras que ha dejado, tiene como uno de los actores principales a la empresa
pública Mercasevilla.
La Comunidad de Madrid ha sido otro foco de escándalos que todavía se están investigando. Muchos de ellos se gestaron en la Púnica bajo la batuta de Francisco Granados, exvicepresidente de la autonomía. Destacan casos como los de Arpegio, una empresa pública dedicada a la gestión del suelo; Imade, el Instituto Madrileño para el Desarrollo; o Pamam, el Patronato de Áreas de Montaña, ente que ejecuta inversiones millonarias en municipios de la Sierra Norte y que está también bajo el control de la Comunidad de Madrid…
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La Comunidad de Madrid ha sido otro foco de escándalos que todavía se están investigando. Muchos de ellos se gestaron en la Púnica bajo la batuta de Francisco Granados, exvicepresidente de la autonomía. Destacan casos como los de Arpegio, una empresa pública dedicada a la gestión del suelo; Imade, el Instituto Madrileño para el Desarrollo; o Pamam, el Patronato de Áreas de Montaña, ente que ejecuta inversiones millonarias en municipios de la Sierra Norte y que está también bajo el control de la Comunidad de Madrid…
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Las "empresas públicas", ocupadas y usufructuadas por la red clientelar del Gobierno de turno, son la causa, son el gran foco de corrupción y de deuda. Y, para mayor desvegüenza de nuestros políticos, el Gobierno las convierte, ilegalmente, en CONTRATISTAS con pérdidas millonarias, (Ineco, Adif, Renfe con el AVE a Medina - La Meca), las asegura con otra empresa pública, el CESCE, y nos arrojan a la cara millones de euros de pèrdidas, pérdidas que tenemos que soportar, estóicamente, los CONTRIBUYENTES. ¡Tiene c ....! Somos los esclavos de los políticos, igual que en el Imperio Romano: ESCLAVOS. |
Las
principales formaciones políticas están lanzando mensajes que abogan por
aumentar el gasto público durante la campaña electoral. En esta carrera a
contrarreloj por arañar votos en los comicios que aumentaría el tamaño de la
Administración, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha pasado de afirmar hace un
año que habría que suprimir el Ministerio de Defensa a afirmar que incluso
sería necesario aumentar la dotación que recibe este departamento.
Por su
parte, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el líder de
Ciudadanos, Albert Rivera, siguen aferrandose en sus programas a dar a los
ciudadanos una renta básica por el mero hecho de existir, una propuesta clásica
del comunismo que ahora defienden en España todas las formaciones salvo el PP.
Hasta el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García Margallo, ha
llegado a afirmar recientemente que “nos hemos pasado cuatro pueblos con el
tema de los recortes”.
Pero, ¿es
cierto que es factible aumentar el gasto público en el futuro sin amenazar la
viabilidad del Estado del Bienestar? La respuesta es contundente: no. El
próximo presidente del Gobierno, sea del color que sea, se enfrentará a una
país con un déficit público del 5% y con una deuda que equivale al 100% del
PIB. Hasta que los números rojos estén por debajo del 3% y el endeudamiento
público baje la barrera del 60%, el país seguirá sometido a un estricto
Protocolo de Déficit Excesivo y a un plan de control de sus principales
estadísticas por parte de las autoridades comunitarias. De hecho, fuentes de la
UE avisan de que, hasta que se corrijan los desequilibrios completamente (el
paro tendría que bajar del 10%), España seguirá teniendo que seguir rindiendo
cuentas cada semestre a sus socios europeos.
En los
últimos cuatro años se han dado pasos para conseguir una Administración menos
sobredimensionada.
La corrupción de un país, la
destrucción de un mundo
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La supresión del CONTROL (IGAE) de las finanzas públicas, supresión que llevó a cabo Felipe González, CAUSA de la tanta y tan grave corrupción que asola España. Habrá que acabar sustituyendo a los Interventores por Guardias civiles de la UCO.
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Los sufridos y escarmentados ciudadanos escuchan con
escepticismo el borboteo informativo que mezcla a unos conseguidores con otros
e iguala a los rivales políticos en cutrez y en esperpento. El PSOE se ha quedado sin discurso contra la
corrupción, pero si se aplicara a la financiación ilegal del PP el
principio de responsabilidad piramidal que ha sentado a Chaves y Griñán en el
banquillo, ni Rajoy ni Cospedal saldrían indemnes.
La letrina se ha desbordado y el
lodazal se extiende por doquier. Los españoles ya saben cuáles eran los méritos
del rey emérito, le tienen tomada la medida al Molt Deshonorable y han
constatado la suciedad de Manos Limpias. ¿En quién creer cuando todo está
podrido si, como decía Woody Allen, "Dios ha muerto, Marx ha muerto y yo
no me encuentro muy bien"?
En un sinfín de películas, y a veces también en la realidad, la
prensa ha sido el último refugio de la conciencia cívica. El periodista de
investigación era el verdadero superhéroe que salía de la cabina telefónica
cuando Superman trocaba su capa aerodinámica por el discreto traje de Clark
Kent; y ahí estaba el editorialista indomable para tener a raya al crimen
organizado de la ciudad. Nada podía impedir que esa rotativa del cuarto poder,
que sonaba como música celestial, arrancara cada noche desvelando la
podredumbre y fustigando a los corruptos.
Dos periódicos, El País y El Mundo, han competido por
desempeñar esa función, ejerciendo complementariamente durante las últimas décadas
el papel de contrapeso a las instituciones del Estado. A medida que Polanco y
Cebrián fueron acumulando riquezas, El País evolucionó hacia una actitud, más que
gubernamental, oficialista, que en la práctica suponía entregar lectores al
poder a cambio de todo tipo de beneficios. Por el contrario, quienes fundamos e
hicimos grande a El Mundo nos empecinamos durante un cuarto de
siglo en entregar poder a los lectores …